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2º. LOS FUEGOS DE LA CONCEPCIÓN EN VASCONIA

 2º. LOS FUEGOS DE LA CONCEPCIÓN EN VASCONIA.

Autor: José Ángel Chasco Oyón 

Capítulo del libro Calendario festivo tradicional. Ciclo de invierno.

Edita: Etniker Euskalerria

Año: septiembre 2025

JÓVENES BASTIDENSES DANZANDO ALREDEDOR DEL FUEGO DE UN MARCHO EN LA FIESTA DE LA RONDA DE LABASTIDA DURANTE LA NOCHE DEL 7 DE DICIEMBRE DE 2025

ARTÍCULO NO TERMINADO. ESTÁ EN PROCESO DE ELABORACIÓN

 2º. FUEGOS DE LA CONCEPCIÓN EN VASCONIA

   Los fuegos de la Concepción consisten en prender hogueras llamadas marchos-as, mañas, luminarias, lumbradas, lumbreras, fogatas, etc., la noche víspera de la Inmaculada Concepción en señal de alegría, regocijo y reconocimiento de devoción a la Virgen de la Inmaculada Concepción.

   Protagonistas:

   1º. La Virgen de la Inmaculada Concepción. Carácter religioso.

LIENZO BORDADO CON IMAGEN DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN EN CASA RENACENTISTA DE LA CALLE SAN ROQUE Nº 4. IMAGEN REALIZADA POR LA RELIGIOSA DOLORES JALÓN. PROPIEDAD DE LA FAMILIA MARAURI. LAS INICIALES INFERIORES DEL CUADRO SIGNIFICAN: LA PURÍSIMA E INMACULADA CONCEPCIÓN DE MARÍA POR DOLORES JALÓN.

   Aunque la fiesta ya se  celebraba desde siglos anteriores, el día 8 de diciembre de 1854 el papa Pío IX definió como dogma de la Iglesia Católica la Inmaculada Concepción promulgando la bula “Inneffabilis Deus”. El dogma afirmó que los padres de la Virgen habían concebido a María libre del pecado original a diferencia del resto de la humanidad que lo había heredado de Adán y Eva. 

    La fiesta de la Purísima Concepción, advocación de santa cristiana, probablemente suplantó y sustituyó a la figura de otra diosa pagana anterior de carácter purificador y de nombre desconocido, que en la antigüedad fue venerada y se le practicó culto. Fiesta cristiana superpuesta al paganismo. Fuego purificador como símbolo sinónimo de  Santa Inmaculada Concepción. Una misma costumbre con dos elementos que se complementan y refuerzan: el fuego que todo lo sana y purifica, al igual que la santidad de la Madre de Jesús.

   2º. El fuego. Elemento sagrado. Carácter pagano.

FUEGO RESPLANDECIENTE DE UN MARCHO EN LA RONDA DE LABASTIDA DEL AÑO 2017

   El fuego con sus variantes de hogueras, marchos-as, luminarias y mañas es, tras la Virgen de la Inmaculada, el segundo gran protagonista de esta fiesta. La palabra “marcho-a” en Rioja Alavesa equivale a hoguera, luminaria o lumbrera. Por tanto, marcho o luminaria es la luz de las hogueras que arden en las calles en señal de fiesta y regocijo público. Estas hogueras o marchos tienen lugar por la noche.

    Marchos en masculino deriva de marcha, trayecto o camino recorrido por soldados a través de calles y cantones de una población. Los marchos son las hogueras o luminarias prendidas y encontradas durante la marcha o caminata de los soldados. La fiesta de los marchos posee también un matiz militar o guerrero, además del religioso.

   La hoguera es alimentada con tablas y maderas viejas, gavillas de sarmientos, cartones, pellejos inservibles de vino y de aceite o con cualquier otro trasto viejo. Por el contrario, las mañas están hechas de manojos de espliego de monte. Son mini hogueras que se portan en las manos como si fuesen antorchas.

   3º. La soldadesca. Milicias juveniles populares. Carácter militar.

LA RENDICIÓN DE BREDA U ÓLEO SOBRE LIENZO DE LAS LANZAS. FUE PINTADO EN EL AÑO 1634 POR DIEGO VELÁZQUEZ

   En la documentación de los archivos de los pueblos de la comarca de Rioja Alavesa se encuentran datos claros a este respecto. Una soldadesca de niños o mozos, vestidos de guerreros e imitando a los soldados, hacían fiesta mientras los marchos-hogueras  ardían en honor de la Inmaculada Concepción. Fuego honorífico, purificador y ronda de guerreros.

    Fue tradición el prender innumerables hogueras o marchos en todas las calles, plazas y puertas de las casas de todos los pueblos de Rioja Alavesa. A este elemento principal y característico del fuego resultante de la quema de hogueras se añadía el carácter de soldadesca o milicias locales que protagonizaban los chicos de los pueblos. Al fuego purificador y de regocijo en honor de la Virgen de la Inmaculada se unía el carácter militar de los vecinos como protagonistas de la fiesta.

    Es una fiesta de origen militar y de devoción a la Inmaculada Concepción por haber intercedido a favor de que los soldados y milicias populares salieran victoriosos en la defensa de los pueblos y en las guerras. Las hogueras-marchos y las mañas son vestigios paganos que han quedado de esta fiesta religiosa de la Purísima Concepción como fórmula de acción de gracias, júbilo, regocijo y alegría por haber logrado la victoria de los soldados ante los enemigos.

   4º. Campaña de marketing y propaganda conjunta de la iglesia y de la monarquía creando y divulgando la fiesta de la Inmaculada desde el siglo XVII.

LA MUESTRA INTACTA MARÍA, POLÍTICA Y RELIGIOSIDAD EN LA ESPAÑA BARROCA, ANALIZÓ EL PROCESO DE FABRICACIÓN DE LA DEVOCIÓN A LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE MARÍA EN EL SIGLO XVII. EXPPOSICIÓN QUE TUVO LUGAR Y QUE VISITÉ EN EL MUSEO DE BELLAS ARTES DE VALENCIA EN EL AÑO 2017. 
QUEMA DE UN MAÑÓN EN NAVARIDAS EN LA FIESTA DE LA CONCEPCIÓN DE 2017

      La monarquía española tomó partida a favor de la causa de la Inmaculada con el objetivo de que la sociedad se identificara con ella. La defensa de la Inmaculada se  convirtió en asunto de estado. Durante el siglo XVII se construyó una campaña de marketing a través de los medios de comunicación de las artes (imágenes escultóricas y pictóricas de la Inmaculada), la imprenta y las fiestas populares[1].

   La campaña de marketing tuvo éxito y consiguió transformar este complicado asunto doctrinal en un producto de consumo masivo entre la población. Los fuegos de la Concepción como la Ronda de Labastida, la quema de marchos u hogueras en Elvillar, Lanciego, Lapuebla de Labarca, Moreda, Oyón, etc., la quema de mañas en Leza, Navaridas y Samaniego, de luminarias, fuegos artificiales, rezo de novenas, canto de auroras, celebración de misas, procesiones e intervención de soldadescas, que aún subsisten en nuestros días, formaron parte de esta campaña de propaganda.

   La Inmaculada se convirtió, durante el proceso, en la principal devoción de la península Ibérica y en una seña de identidad para todos sus habitantes. Es en las fiestas populares donde puede calibrarse mejor el arraigo de esta devoción. Los festejos son símbolos de alegría y de cohesión social.   

   Área geográfica de Vasconia en donde está vigente esta tradición.

COMARCA DE RIOJA ALAVESA, AL SUR DE LA SIERRA DE TOLOÑO Y AL NORTE DEL RÍO EBRO, EN DONDE TIENE MÁS VIGENCIA LA TRADICIÓN DE LOS FUEGOS DE LA CONCEPCIÓN. 

   El área geográfica meridional de Vasconia, comprendida por los territorios de Álava y Navarra, es donde más han estado vigentes los fuegos de la Concepción. Dentro de Álava destacan, a su vez, las comarcas ubicadas al sur del territorio como la Rioja Alavesa y la Montaña.

   La Ronda en Labastida, la quema de mañas en Leza, Navaridas y Samaniego, el prendimiento de marchos u hogueras en Elvillar de Álava, Lanciego y Lapuebla de Labarca, la marcha-hoguera de Lagrán y la quema de pellejos en Pipaón siguen vigentes en la actualidad. Hasta hace pocas décadas estas costumbres también estuvieron presentes en Elciego, Kripan, Laguardia, Moreda de Álava, Oyón y Viñaspre en Rioja Alavesa.

   Estas tradiciones en la Montaña Alavesa tuvieron lugar en Bernedo y Peñacerrada. Poblaciones del Valle del Inglares como Berganzo, Loza, Payueta, Ocio, Santa Cruz del Fierro y Zambrana también encendieron hogueras la noche víspera de la Inmaculada Concepción.

   Navarra conserva hoy los festejos de la Concepción en poblaciones como Cintruénigo, Fitero, Mañeru y Olite. En otros municipios como Allo, San Martín de Unx y Mirafuentes han dejado de hacerse.

   Tiempo de celebración.

   Tienen lugar el siete de diciembre por la noche, víspera de la Purísima Concepción. Ha sido y sigue siendo costumbre en todas las aldeas y villas de Rioja Alavesa el prender hogueras llamadas “marchos-as” en las calles y plazas.

   La fiesta de la Inmaculada Concepción ha sido una de las mayores fiestas que han existido a lo largo de la historia en todos los pueblos de la comarca de Rioja Alavesa, la Montaña Alavesa y en algunos de Navarra. Hoy, goza de muy buena salud en municipios como Labastida que celebra la fiesta de la Ronda y en las localidades de Leza, Navaridas y Samaniego que organizan la fiesta de la quema de las mañas. Sin embargo, históricamente gozó de gran popularidad en la mayoría de municipios riojanos alaveses. Esto se aprecia con claridad y notoriedad en los libros de fábrica de las parroquias, en los de cuentas de los ayuntamientos y en los de protocolos notariales.

   Rioja Alavesa.

      El origen de la costumbre de quemar los marchos es antiquísima. Probablemente, sea la más vieja de todas las que se celebran en Rioja Alavesa.

MAPA CARTOGRÁFICO DE RIOJA ALAVESA HECHO POR HERACLIO FOURNIER EN 1884

   Los vecinos de Elvillar acostumbraban en cada “membral” o puerta de las casas a quemar una o varias gavillas de sarmientos, o de oliveñas, aulagas, tomillos, o cualquier tipo de leña menuda, etc… Con las brasas asaban castañas.

   Al atardecer, tocaban la campana a oraciones y, después del rosario, encendían los marchos con grandes hogueras llamadas lumbradas. Los niños brincaban por encima del fuego de los marchos. En la actualidad, hacen dos hogueras o marchos la víspera de la Inmaculada Concepción. Uno en la plaza de abajo junto a la iglesia y casa consistorial, y la otra lumbrada en la plaza del Somillo. Se queman muchas gavillas, pero ya no tocan las campanas. Los niños saltan y  corren[2].

  La fiesta de “la Ronda” en Labastida (A), en donde las hogueras alcanzan su mayor protagonismo a nivel de toda Vasconia, tiene lugar la noche víspera de la festividad de la Inmaculada Concepción. El día 7 de diciembre a las diez de la noche se juntan  vecinos y visitantes en la Pza. La Paz.

   La Ronda es una de las fiestas más populares y
 divertidas de cuán­tas se celebran en esta villa
 riojana alavesa. La comitiva festiva recorre las
 calles principales del casco histórico. El paso de la
 Ronda inunda de jolgorio las calles de Labastida.
 La procesión festiva la integran los lanzadores de
 cohetes, la banda de música, los niños portando
 teas encendidas, vecinos bastidenses y autoridades
 municipales[3].

   Durante la Ronda prenden una docena de
 luminarias u hogueras. El recorrido de la comitiva
 festiva comienza en la Plaza de La Paz, sede de la
 Casa Consistorial e iglesia parroquial de la
 Asunción. Los bastidenses suben prendiendo más
 hogueras hasta el barrio de la Mota y luego bajan
 hasta el barrio de Larrazuría, en donde junto al
 arco prenden una de las hogueras más bonitas.

   La Ronda acaba después de encenderse la mayor
 de las hogueras fren­te al Ayuntamiento y tras
 repartirse entre todos los asistentes cas­tañas asadas
 y zurracapote (bebida festiva en la comarca
 elaborada con vino tinto, azúcar, limones, canela,
 etc…).

   Las noticias históricas más antiguas que existen
 sobre esta fies­ta, según la documentación
 conservada en el Archivo Municipal de La­bastida,
 son del primer tercio del siglo XVII. En los libros
 de cuen­tas de la villa aparecen anotadas las
 partidas de gastos de los com­ponentes más
 esenciales de la fiesta: la hoguera, la pólvora, el
 pro­tagonismo del Ayuntamiento y de los vecinos,
 la fecha de celebración la víspera de la Purísima, el
 ágape institucional, etc...

    De esta manera, en el año 1619 el Ayuntamiento
 acordó celebrar, por primera vez, la fiesta de
 Nuestra Señora de la Concepción. Instó a que se
 celebrase la fiesta de Nuestra Señora de la
 Concepción por la buena nueva que había llegado
 de Roma, gastando doce libras de pólvora[4]. En
 1625 anotaron los gastos de la pólvora empleada y
 de la luminaria prendida. Y en 1626 se cita la
 colación con que fueron obsequiados los miembros
 de la corporación municipal y vecinos.

   En las cuentas de la villa de Labastida del año
 1789, además de aparecer anotados los gastos de
 pólvora empleados en la artillería, la leña de la
 luminaria, la cera de las hachas empleadas en
 alumbrar a los señores del Ayuntamiento, se nos
 dice que la Ronda fue hecha por la noche " a son
 de caja de guerra" y toque de campanas[5].

   Algunos detalles de esta fiesta refuerzan su origen
 militar. Ha sido tradición que las antorchas las
 portasen los quintos y de que fuesen los
 encargados de prender las hogueras. Asimismo, al
 finali­zar la Ronda un jinete cabalgaba hasta Vitoria
 para dar parte en la Diputación Foral de Álava de
 que la fiesta había transcurrido con normalidad
. También, acudían armados a la Ronda los guardas
 de campo, un representante de los miñones,
 vecinos integrantes del somatén y componentes de

 otras fuerzas armadas[6].


   Las hogueras en Lanciego (A) son conocidas con el nombre de marchos. Las hacen el día 7 a la noche, víspera de la Inmaculada Concepción. Antes organizaban muchísimas hogueras. Prendían un marcho en cada casa por todo el pueblo. Han llegado a contabilizar en tiempos pasados hasta más de dos centenares de marchos.

  Los jóvenes quemaban como combustibles la leña de romero y los pellejos viejos de cabra que tenían pez. Tenían que tener mucho cuidado para que no les cayera este producto obtenido de la resina. Al que le caía una sola gota le fastidiaba enormemente.

   Hoy los abubillos de Lanciego confeccionan una decena de hogueras o marchos en todo el pueblo. Bandean las campanas entre las 21:00 h. y las 22:00 h. Con los marchos tratan de echar más humo que fuego. Manifiestan que lo hacen en memoria del cese de una peste. Han escuchado decir a sus abuelas, cuando en este día abrían las ventanas de las casas, que era bueno que el humo entrase dentro de los hogares para que se purificara el ambiente de una peste o cólera que en tiempos pasados sufrió la población. Por eso prendían un marcho en cada puerta de las casas, como rito de purificación al final de una epidemia que azotó en tiempos pasados al lugar de Lanciego y Comarca[7].

   Los jóvenes de Lapuebla de Labarca (A) el día siete de diciembre acostumbran a prender tres hogueras distribuidas en diferentes partes del casco urbano. Con las ascuas del fuego asan patatas y txistorra, que degustan con pan y el vino.

   Antes las cuadrillas de jóvenes hacían las hogueras, llamadas en Lapuebla de Labarca marchos, en las eras de trillar apilando gavillas de sarmientos. Hoy se hacen de forma comunitaria, no particular.

   En la villa de Leza (A) prenden la hoguera con gran concurrencia de niños y mayores en la plaza  frente a la Casa Consistorial. De la hoguera los niños van prendiendo las mañas, gavillitas de mano hechas con espliego o lavanda, que días antes han recogido por el campo.

   La fiesta de las mañas y de la hoguera en Leza comienza a las 19:00 h. Tras permanecer los participantes un rato en dicha plaza y avivar los niños el fuego de las mañas con movimiento rápido y circular de las manos, recorren las calles de la villa en comitiva festiva. Unas mañas las encienden con otras que estén ardiendo. Las llevan tiesas en alto para que no se apaguen. Si se colocan las mañas para abajo se medio apagan y echan más humo, llenando toda la atmósfera de las calles de espeso humo blanco como si fuese una densa niebla[8].

   Las mañas en Navaridas (A), al igual que en otros pueblos de la Rioja Alavesa como en Leza o Samaniego, las realizan la víspera de la Inmaculada Concepción el día 7 a la tarde-noche sobre las 19:00 h.

   Los abuelos confeccionan las mañas a los nietos. Elaboran pequeñas gavillas de mano con el espliego recogido en el campo. Precisamente, el nombre de mañas viene de mano y hace referencia a las pequeñas teas que los niños portan ardiendo en las manos.

   Una maña es la gavillita que un niño puede portar en la mano. De ahí le viene el nombre a estas teas, que nacieron como unidad de tamaño para los cultivos de hierbas, lino y cáñamo. Las mañas también eran una medida e impuesto, que los vecinos pagaban al cabildo eclesiástico como contribución a los diezmos y primicias de las parroquias. El género o producto de las mañas estaba formado por pequeñas gavillas de mano de lino y de cáñamo. Esto aconteció durante los siglos XVI-XIX.

   La fiesta comienza a las 19:00 h. con el lanzamiento y estruendo de numerosos cohetes anunciadores de la tradición. El marcho u hoguera en Navaridas es prendido  en la zona del polideportivo. El marcho se halla confeccionado con una gran pira de leña de cepas. Las mañas las prenden en el marcho y juegan con ellas en el mismo lugar, sin hacer recorrido de calles.

   Algunas mañas de Navaridas son enormes y son conocidas como mañones.  Miden cerca de dos metros y necesitan atarse por seis sitios diferentes. Unas mañas las prenden en el marcho y otras las incendian de maña a maña. Los que más gozan con el fuego de las mañas son los niños y jóvenes. El fuego y el humo crean momentos especiales, situaciones peligrosas y cómicas que hacen prender la sonrisa en todos los vecinos allí congregados.

   Cuentan los mayores que hace algunos años los portadores de las mañas recorrían y callejeaban toda la localidad, desde la parte más elevada o cerrillo del pueblo hasta la parte más baja del lugar. Explican que esto lo hacían porque la villa de Navaridas se formó en la Edad Media como resultado de la fusión de dos aldeas: Navaridas de Suso o de arriba y Navaridas de Yuso o de abajo.

   Con los rescoldos de la hoguera, formados por las vides quemadas, y varias parrillas asan castañas y choricillo. El vino de Navaridas sirve para regar las viandas, que son consumidas acompañadas con un pan tierno[9].

   Los vecinos de Samaniego (A) queman, mediante el ritual purificador de las mañas, el aromático espliego de la Sierra de Toloño. Es tradición en la villa de Samaniego confeccionar mañas y mañones para quemar el 7 de diciembre, víspera de la Inmaculada Concepción. Costumbre que, al igual que acontece en Navaridas o Labastida con las hogueras, sirve de ritual purificador del mal y de agradecimiento a la Virgen por el apoyo dado a los soldados en las batallas.

   Al anochecer, la víspera de la Inmaculada Concepción, antes los niños melgueros prendían las mañas con el fuego de la hoguera del Cercado y, seguidamente, recorrían todas las calles de Samaniego, jugando con las teas ardiendo y purificando de esta manera el aire que respiran, hasta dejar el pueblo con un olor muy agradable a espliego.

   En la actualidad, la noche víspera de la Inmaculada, Samaniego parece un pueblo fantasmagórico por el halo de densas y frías nieblas que lo envuelven en esta época invernal. Prenden las mañas en el parque que está junto al centro social, bolera y palacio de Samaniego. Los niños encienden las mañas con otras que están ardiendo. Son tan largas las mañas, que parecen teas encendidas con palos. Con el movimiento y juego que dan a las mañas para avivarlas y procurar que no se apaguen se producen en el aire chispeos o chisporroteos.

   La kalejira comienza desde el centro social, sito en la Pza. de la Constitución, y va recorriendo distintas calles céntricas de la localidad. Los padres van tranquilamente hablando con sus hijos y estos no paran de hacer mil y una travesuras. En el paseo de las mañas por las calles no hay acompañamiento musical. Varios adultos llevan sacos de campo llenos de mañas, que ofrecen a la gente y a los niños con el fin de que les den fuego.

   Los vecinos se congregan en el término del Cercado, un huerto cerrado que se halla dentro del casco urbano. En medio del huerto hay un gran montón de leña apilada: maderos viejos, tablas, gavillas de sarmientos, cartones, etc., y en el centro un muñeco coronando el montículo de leña. Se prende la hoguera por distantes partes o costados.

   Los niños se agolpan ante el marcho y proceden a encender las mañas, manojos o hacillos de hierbas de espliegos. Días antes el espliego ha sido recogido de las laderas de la Sierra de Toloño y secado en casa. El espliego es largo y con él hacen un manojo o maña que atan por diversas partes con otras ramitas de espliego. Suelen poner hasta tres ataduras, haciendo en una de ellas una especie de torniquete con un palo que recibe el nombre de garrote. Esto lo hacen con la finalidad de apretar una determinada parte de la maña, para que no se consuma tan rápidamente. De esta forma se logra desacelerar el proceso de combustión de la maña, pero sin apagarla.

   Acostumbran a confeccionar las mañas los abuelos a los nietos.  La sociedad cultural Murriarte de Samaniego ayuda a que se realice esta fiesta con éxito

   A las mañas largas o grandes les llaman “mañones”. Los niños las sujetan con sus manos a la vez que les imprimen curiosos y rápidos movimientos para que no se apaguen y ardan con viveza. Las mueven haciendo especies de círculos, vaivenes, como si estuvieran cortando, dibujando y jugando con el aire.

   En cuanto se juntan tres o cuatro niños con las mañas encendidas se proponen el “correr las mañas” por las distintas calles de la villa. El espliego es una planta muy olorosa. A través de su combustión deja un agradable perfume aromático en las calles del pueblo. Samaniego huele a espliego. Las calles registran un incesante correr de los niños.

 

   Cuando la hoguera empieza a consumirse, con una pala sacan ascuas del marcho y echan a asar patatas, con un poco de sal, envueltas en papel albar. Encienden varias gavillas de sarmientos y en el fuego colocan sendas parrillas de asar llenas de jugosos choricillos, morcillas, panceta y otras viandas. Asadas las patatas, choricillos y demás alimentos se procede al reparto de los mismos entre los vecinos y forasteros concurrentes a vivir esta tradición. Se distribuyen junto a un pedazo de pan y un vaso de vino[10].

 

     El historiador y escritor de Elciego (A), Jesús Fernández Ibáñez[11], nos dice que en esta localidad a las hogueras del día 7 de diciembre, víspera de la Inmaculada Concepción, les llamaban “lumbradas”. Acostumbraban a quemar en los barrios los rastrojos que días antes habían ido cogiendo por los campos.

 

   Hoy, en Elciego identifican los rastrojos con cualquier arbusto o material combustible hallado en el campo o en las casas. Sin embargo, antes entendían por rastrojos, siguiendo las explicaciones dadas por Jesús Fernández Ibáñez, a los arbustos con que peinaban  las tierras roturadas por los ganados.

 

    Estos rastrojos leñosos los empleaban en deshacer “los termones” con la finalidad de preparar las tierras para la siembra. Los rastrojos, cuales rastras, llevaban peso encima. Los labradores después de emplearlos en estas tareas agrícolas los abandonaban en las orillas de las fincas. Momento éste, de finales de noviembre y primeros de diciembre, aprovechado por los chicos de Elciego para recogerlos y llevarlos a la villa. Estos rastrojos arbustivos eran empleados en la quema de las lumbradas u hogueras

 

   Por su parte Fray Félix Pérez Trincado en su libro “Así es Elciego, Álava (1986), sobre esta fiesta de la quema de hogueras o marchos por la víspera de la Inmaculada Concepción dice que los niños y jóvenes se repartían por los barrios del pueblo, para ver quien la hacía más grande. Empleaban en la hoguera todo tipo de leña combustible: gavillas de sarmientos, aulagas, matorrales, cepas, muebles viejos e inservibles…

   Fray Félix sigue contando que los jóvenes de Elciego competían por hacer la hoguera mayor que la que prendían los de Laguardia en el collado de la villa.

   Describe la fiesta de Elciego de la siguiente manera: “A las 7, más o menos, en todas las plazuelas de la villa comenzaban el espectáculo. Los jóvenes atizaban el fuego, saltaban sobre él, dibujaban con las llamas, figuras dantescas en las paredes; gritaban, bromeaban hasta que ya no se quedaban más que las brasas que, con verdadera devoción, como algo sagrado, recogían en sus braseros, se lo llevaban a casa y, por lo menos esa noche, calentaban la cama con un fuego que ellos consideraban como algo bendito. <<¡Todo por la Inmaculada Concepción!>>; <<¡Ave María Purísima!>> se gritaba por todas partes[12].

   En Kripan (A) al anochecer, la víspera del día de la Inmaculada, los mozos hacían muchas hogueras, una en cada calle. Quemaban materiales viejos como los pellejos de trasmudar el vino que estaban inservibles y también los pellejos de aceite, abarcas de goma, tapas de cubas, pellejos de piel de cabra, botas de vino hechas con pez…

   También, los kripaneses hacen memoria de que confeccionaban las mañas, unas varillas de espliego en forma de rollo que ataban con una cuerda dándoles forma de teas. Cuando las prendían duraban mucho tiempo, ya que estaban muy prietas. Estas teas vienen a ser las mañas descritas en Samaniego y Navaridas. Con las manos les daban mucho movimiento para que prendieran y no se apagasen. Iban recorriendo con estas mañas todas las calles del pueblo[13].

   El historiador y escritor de Laguardia (A), Miguel Martínez Ballesteros, escribió en el año 1874 “El Libro de Laguardia”. El capítulo XI lo dedica a recoger costumbres y tradiciones de Laguardia haciendo referencia a la festividad de la Inmaculada Concepción de María. Comenta que los mozos entraban por las cinco puertas innumerables cargas y gavillas de romero, espliego y tomillo. Sobre esta festividad escribió la siguiente crónica:

   “Sonaron  las ocho de la noche de la víspera de la Concepción; y todas las campanas de las Parroquias y del Convento se echaron á vuelo, llenando de piadoso júbilo al vecindario. Por todas las calles ardían grandes hogueras (marchos) de aromáticos arbustos, distinguiéndose por su magnitud las del frente de las casas de los propietarios, que eran continuamente alimentadas, por los criados y jornaleros que hacían durante todo el año los cultivos todos de las huertas, tierras, viñas y olivares, porque unos mismos ya de padres á hijos los practicaban.

   Y recorrían los jóvenes alegremente las calles de la villa, saltando las hogueras, al grito “Viva la Purísima Concepción” mientras que otros llevaban el regocijo por todas partes con sus músicas de guitarras, bandurrias y guitarrillos: durando esta alegre algazara hasta que todos los arbustos se habían hecho brasa. Entonces se llenaban los braseros de los amos de esta lumbre, que las gentes consideraban como bendita; el resto se llevaba  á la cocina, para asar un gran tamboril de castañas, con que los amos obsequiaban á todos sus peones y criados, autorizándoles también para sacar de la mejor cuba el vino necesario”[14].

   Los habitantes de Laguardia llaman marchos a las hogueras que prenden la noche víspera de las grandes festividades religiosas de la villa. Posteriormente, se circunscribieron a las novenas de la Virgen de los Reyes y del Pilar.

   Sin embargo, antaño encendían marchos en las puertas de cada vecino durante la vigilia de la Inmaculada Concepción. Consumidas las hogueras, llenaban los braseros con las ascuas de la lumbre. Eran consideradas benditas y las depositaban en las cocinas. Los propietarios y los criados asaban castañas dentro de un tamboril y bebían el vino de la morica[15].

      Dicho popular de Moreda: “Si sale con barbas San Antón, y si no la Purísima Concepción”. Las hogueras en Moreda eran conocidas con el nombre de marchos en el siglo XVII.

   En Moreda (A) según testimonio de Andrés López de Aberasturi, en el proceso de separación y pleito de la aldea de Moreda contra la villa de Laguardia, manifiesta que en el año 1665: “Los mozos de Moreda hacian una soldadesca durante la fiesta de Nuestra Señora de la Concepción. Estabamos los mozos holgandonos por la noche y entretenidos en quemar los marchos cuando uno resulto herido. Tuvo que poner paz el alcalde, Juan de Laguardia. No obstante, con la bulla de la gente se rompio la vara del alcalde. La Justicia de Laguardia se llevo a catorce mozos que andaban cavando y los tuvo ocho dias presos. Tuvimos que pagar a Roque Baquedano, escribano de Laguardia, cuatrocientos ducados de costas y condenaciones”[16].

   Don Juan Antonio Garín de Lazcano (1723-1787), natural de Moreda, militar y socio benemérito de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País, gozaba de un vínculo dotado con la obligación de hacer la fiesta y función de la Purísima y Limpia Concepción de María Santísima, Virgen y Madre de Dios.

   La fiesta se reducía a celebrar anualmente en la iglesia parroquial de Moreda una misa cantada con sus ministros, su sermón y en la noche de su víspera su hoguera y una docena de cohetes voladores, pagando su limosna y coste sin más gastos. A dicha fiesta invitaban a familiares y amigos del pueblo.

   Aniversarios fundados en Moreda en la fiesta de la Concepción durante el siglo XVIII:

   Año 1741: “Dieciséis reales y medio por el aniversario que se celebra el día de Nuestra Señora de la Concepción”. Año 1744: “Dieciséis reales y medio de los aniversarios que fundo Juan Garín de Lazcano en obsequio de la Purísima y Limpia Concepción de María Santísima y se cobran en reditos de dos censos”[17].

   La archicofradía del Inmaculado Corazón de María fue fundada en Moreda en el año 1853. Fue erigida en el altar de Nuestra Señora de la Concepción. Llegó a tener hasta 2.043 cofrades pertenecientes a 71 lugares diferentes. Sus miembros poseían medalla y bula de la archicofradía. Celebraban su fiesta el día 8 de diciembre con función solemne, sermón y comunión general.

   Las hogueras en Oyón-Oion (A) son conocidas con el nombre de marchos-as. La más importante del año se hace en invierno, la víspera de los santos patronos (21 de enero)  san Vicente y san Anastasio, organizada por el Ayuntamiento. Antes, los vecinos hacían pequeñas hogueras a las puertas de las casas. Estas hogueras daban calor a la gente y servían para iluminar la calle en tiempos en que no había luz eléctrica. Con la instalación del alumbrado público, a partir de 1922, comenzó el declive del prendimiento de hogueras.

   Del siglo XVII, tenemos referencias de la celebración de los marchos u hogueras en la víspera de la Inmaculada Concepción. Ya desde el año 1622 aparece en la documentación del Archivo Municipal de Oyón la quema de marchos. En el año 1662 aparecen gastos en el libro de cuentas del ayuntamiento de Oyón sobre la venida del gaitero y del tamboril, el consumo de cinco arrobas de pólvora, etc., la víspera de la Inmaculada. En las hogueras también ardían los pellejos de piel de cabra viejos y gastados, que se habían empleado en el acarreo de aceite o trasiego de vino. Los materiales, habitualmente, más utilizados en Oyón eran las cargas de leña y cargas de hornija (leña menuda de monte bajo como la de tomillo, aulaga, romero, etc., empleada como combustible en los hornos)[18].

   También, se quemaban marchos en otras festividades del año como San Fernando, la Octava, Santiago, festejo del rey Felipe V, infraoctaba de Nuestra Señora de la Concepción, rogativa de Jesucristo, Virgen de la Esperanza (patrona de Logroño), la Asunción, san Felipe Neri, jura de Alfonso XIII, etc…

   Uno de los patronos de Oyón, San Vicente,  fue pasado por el tormento de la parrilla por mandato del emperador Daciano.

   Conocían en Viñaspre el 7 de diciembre como el día de la hoguera. Unos días antes los chicos de la escuela a media tarde acostumbraban a cortar la leña que iban a emplear en las hogueras y la llevaban hasta el pueblo. Era leña de aulagas, romeros, sarmientos, enebros, leña de arbustos de monte bajo, etc…

   Prendían hasta quince hogueras, prácticamente una por cada casa. Los chicos brincaban por encima de ellas[19].

   La Montaña Alavesa.

    En Lagrán (A) los niños mayores iban con el maestro al monte a cortar ramas de boj, que llevaban en carros al pueblo la víspera de la Inmaculada Concepción. La leña de boj la colocaban en la plaza pública junto al quiosco de la música.

   Primero, se reza el rosario en la iglesia a las 19:30 h. y luego bajan a las 20:00 h. al lugar en donde está la pira de leña. Van en procesión con la imagen de la Virgen. Aquí cantan la salve, el cura bendice la marcha de leña y le prenden fuego ayudados por manojos de paja seca. Los chicos-as bailan alrededor del marcho y comen pastas con chocolate. La conocen como la gran marcha de la Concepción. El humo blanco que se escapa lo interpretan como símbolo de pureza de la Virgen que acompaña a la Inmaculada en la ascensión a los cielos. Antes hacían novena a la Inmaculada y cantaban la salve durante la quema de la marcha. Lanzaban cohetes atronadores y bandeaban las campanas.

   Salustiano Viana en los Apuntes de la vida de Lagrán recoge la siguiente letrilla sobre esta festividad:

   La marcha de la Concepción

   Tres velas y un rosetón

   Y en medio de las tres velas

   Se ve la Purísima Concepción[20].

   En tiempos en cuando hubo banda de música en la localidad, ésta acompañaba a la gente desde la iglesia a la plaza. Los niños recorrían la plaza y calles portando en las manos ramas de boj encendidas a modo de las mañas de Leza, Navaridas y Samaniego. También, solían quemar pellejos de vino viejos conocidos con el nombre de botarrones.

   En la actualidad, por motivos de seguridad, prenden el marcho y las ramas de boj junto al polideportivo de la localidad. Las ramas de boj las cortan con una desbrozadora y las transportan hasta el pueblo en remolques tirados por tractores. La brasa del marcho dura todo el día de la Inmaculada Concepción. El disparo de cohetes anima esta fiesta.

   Además de en Lagrán esta fiesta de la víspera de la Inmaculada se ha hecho en pueblos como Bernedo (A) y Peñacerrada (A). En Pipaón (A) queman los pellejos al anochecer del día 7 de diciembre. El fuego acostumbra a realizarlo un vecino en una carretilla. Desde la carretilla los chavales y adultos prenden largos palos con las puntas envueltas en gomas de zapatos o en viejos pellejos de vino y de aceite. La chavalería recorre las calles de Pipaón llevando en  el extremo de la vara o palo  las gomas ardiendo con fuego. Éste va cayendo como gotas o lenguas de fuego al suelo. Portan las varas o palos ardiendo como teas o antorchas. En el suelo van dejando un rastro de goterones de plástico y de gomas ardiendo. Recientemente, dicen que lo hacen para dejar el pueblo purificado mediante el fuego contra los malos espíritus y las enfermedades contagiosas.

   Valle del Inglares.

   En las localidades alavesas de Loza, Peñacerrada, Payueta, Berganzo, Ocio, Santa Cruz de Fierro y Zambrana, a las ocho de la tarde el día 7 de diciembre, ya de noche, se hacía una hoguera grande, para asaltar y bailar alrededor de la misma, también se asaban castañas, se tiraban tiros y se hacía chocolate. El día de la Inmaculada, 8 de diciembre, en todos los pueblos se guardaba fiesta, celebrándose misa.  

   Navarra.

     En Cintruénigo (N) son numerosas las hogueras

 que se hacen con motivo de festividades religiosas

 importantes, entre otras: el 7 de Diciembre una

 hoguera por ser víspera de la Purísima

 Concepción. La banda de música ameniza la

 velada. La organización de la hoguera corre a

 cargo del Ayuntamiento. Antes la hacían en la

 Plaza de los Fueros y ahora en los Paseos de la

 Avda. de Rubio. 

   El día 30 de noviembre inician una novena a la

 Virgen en su ermita. La víspera de la Inmaculada

 Concepción los cirboneros prenden una gran

 hoguera junto a la ermita. El día 8 de diciembre al

 amanecer cantan la aurora de la Inmaculada:

   Este día celebra la Iglesia

   el gran misterio de la redención.

   Es el dogma de la Inmaculada

   el más misterioso de la religión.

   Oh! bello esplendor (Bis).

   Es María que fue concebida

   para ser la Madre del Hijo de Dios.

   Cintruénigo (N) posee la única ermita que hay en pie en toda Navarra con la advocación de la Purísima Concepción. Se halla a un kilómetro de distancia de la población. Comenzó a construirse en la segunda mitad del siglo XVI. Posee en el interior una imagen de la Inmaculada de estilo romanista, una de las primeras representaciones escultóricas de la Virgen de la Inmaculada en Navarra. Según acuerdo municipal del Ayuntamiento de Cintruénigo en el año 1622 se decidió solemnizar de forma especial la festividad el día 8 de diciembre.

   “Los Purismos”, cofrades de la Purísima de Cintruénigo, celebran misa en la ermita. Antes, salían corporativamente de la parroquia con su estandarte, música y cohetes las autoridades municipales y el clero. Iban hasta el santuario de la Purísima con la música de la banda de música y con repique de campanas. La vuelta después de misa la hacían de idéntica manera La primera misa es conocida como la de los Purísimos, rezada con cánticos.

   A la segunda misa de once en la ermita acude la mayor parte del pueblo con presencia de la corporación, bandera y banda de música. Hoy el recorrido lo hacen los auroros y los miembros de la Hermandad de la Purísima portando estandartes. Entonan jotas dedicadas a la Virgen. En la misa hacen ofrenda de pan, vino, campana de auroros y una rama de olivo. Al final degustan pastas y vino dulce moscatel. Por la tarde a las 16:00 h. finaliza la novena a la Virgen y los cirboneros pasan a adorar la imagen de la Virgen[21].  

   La archicofradía de las Hijas de María de Fitero (N) (cerca de 300 mujeres) organiza una procesión que recorre desde la iglesia parroquial de Santa María la Real las calles de la localidad. A la cabeza del cortejo procesional van las jóvenes que tienen intención de casarse durante el año y los niños-as que van a hacer la primera comunión. Portan carteles con el texto “Bendita sea tu pureza”. Mueven la imagen de la Inmaculada Concepción llevándola sobre una peana. La banda de música ameniza el recorrido[22].

   La localidad de Mañeru (N) el siete de diciembre por la noche enciende el fuego de la hoguera en la calle Inmaculada. Las matas que antiguamente traían los niños del campo han sido sustituidas por grandes maderas con el fin de que las llamas alcancen la mayor altura posible.

  En la actualidad el siete de diciembre al anochecer los vecinos de Mañeru prenden la hoguera en la calle de la Inmaculada. Abren las bodegas e invitan a beber vino de Mañeru y a comer diversos aperitivos. La ronda, de una bodega a otra, la realizan los más mayores. Los jóvenes cenan en torno al fuego y la juerga dura hasta bien entrada la madrugada[23].

    En Olite (N) la víspera del día 8 de diciembre, festividad de la Inmaculada, prendían una gran hoguera en la “campa de los frailes”, que resultaba ser las más antigua, popular y concurrida. Coincidía con el momento en que la gente acudía a confesarse con los frailes. Como material de combustión de la hoguera utilizaban sarmientos y cepas viejas de vides. Los niños aprovechaban las ascuas para asar patatas[24].

    La festividad de la Inmaculada Concepción tenía novena. Antaño se hacía en la iglesia de los Padres Franciscanos con predicador todos los días y coro. Hogaño se hace en la iglesia de Santa María. Del día de la Inmaculada perdura la aurora:

   “Cantemos con alegría,

   cantemos con alegría,

   en este día inmortal

   sois concebida María (bis)

   sin pecado original. (bis)

   Salve patrona de España

   triunfadora de Satán,

   llévanos oh Virgen bella

   a la patria celestial.

   Hoy más que nunca tu pueblo

   implora tu protección

   al proclamar el misterio

   de tu Pura Concepción”.

   Antes acudían a la misa primera (siete de la mañana) a comulgar. A las diez hacían Misa Mayor con procesión de la imagen de la Virgen y con presencia de la corporación municipal. La organización corresponde cada año a una parroquia diferente, que también se encarga del sermón.

   Los olitejos llaman a la Virgen la “Purisma”. Son grandes devotos y celebran hoy la función de Desagravios el domingo siguiente a la Purísima. Las crónicas de Olite señalan como años de celebraciones relevantes  en la festividad de la Concepción los años 1949 y 1960. En el primero hubo una gran asistencia de público y extraordinarios adornos, luces y perfumes. En el segundo la novena estuvo acompañada con cantos  e invitación personal a jóvenes, mayores, niños y mujeres.  

    En Olite (N) “Se han hecho diversas fogatas la

 víspera de algunas fiestas religiosas. Sin embargo

 estas costumbres han desaparecido totalmente… 7

 de diciembre –víspera de la Inmaculada- se hacía

 una gran fogata” (JUSUÉ y CORCÍN, 1990: 568).

   La fiesta de la Inmaculada Concepción en Allo (N) constituía uno de los mayores acontecimientos religiosos con presencia masiva de los fieles. La Asociación de las Hijas de María organizaba los actos. El 8 de diciembre era día grande. A la mañana había misa mayor con predicador. Las muchachas  participaban con comuniones generales.

   A la tarde anunciaban los actos religiosos con bandeo de campanas y lanzamiento de cohetes. Después del rosario tenía lugar el último acto de la novena con la presencia de las Hijas de María, que portaban las distintas medallas de la asociación.

   Luego salía la procesión con la imagen de la Inmaculada, adornada y engalanada con telas de satén azul y tules blancos, flecos dorados, flores de todos los colores, etc… La imagen, estandarte y los farolillos eran portados por chicas de la Asociación[25].

   Celebraban en Mirafuentes (N) el día de la inmaculada de forma especial. Continúan cantando la aurora a la Virgen, la misma que cantan a la Virgen de la Asunción en la festividad del 15 de agosto. Antaño, era costumbre encender una hoguera en honor a la Madre de Dios al terminar los cánticos.

  Es María tan pura y sin mancha

   desde aquel instante de su concepción (bis).

   Fue elegida para medianera

   de los pecadores y Madre de Dios (bis).

   Es tanto el honor, es tanto el honor.

   Es bendita entre las mujeres

   y bendito el fruto que su vientre dio (bis)[26]

 

   En Mendavia (N) si exceptuamos los actos religiosos, entre ellos las solemnes procesiones, la fiesta careció de contenido folklórico popular, circunstancia que viene a confirmar el escaso arraigo en épocas antiguas. Entre las raras excepciones están las costumbres de encender hogueras en algunas localidades y quemar odres y pellejos viejos durante la noche del 7 de diciembre[27].

   En la Ribera de Navarra se quemaban pellejos el

 día de la víspera de la Inmaculada, el 7 de

 diciembre. A ésta llamaban en Mendavia “la

 Virgen de los Botarrrones”. Se encendían

 previamente grandes hogueras y cuando estaban en

 auge se acercaban jóvenes y viejos a ellas con

 cueros, botas, etc., atados a una cuerda y los

 hundían entre las llamas. Cuando la pez había

 prendido sacaban la corambre y le daban vueltas

 sobre la cabeza o iban por la calle corriendo: hace

 cosa de veintitantos años se prohibió la costumbre

 por sucia y peligrosa[28]

   La fiesta de la Inmaculada en San Martín de Unx (N) gozaba de gran solemnidad. La Comunión Tradicionalista y el Círculo Carlista del pueblo, que aglutinaba a muchos socios, tenían a la Inmaculada como patrona. También, era celebrada por los alumnos de la Escuela Nocturna de la Caja Rural, las Hijas de María, los auroros y por toda la colectividad de vecinos. Oían misa con música, homilía y procesión.

   En 1904 celebraron el quincuagésimo aniversario de la definición dogmática de la Inmaculada con volteo de campanas y disparo de cohetes la víspera. El cronista dice que el templo parroquial parecía un ascua por su iluminación, la capilla de músicos cantó la salve, la misa, el rosario, la novena, los motetes, himnos y despedida. La procesión fue multitudinaria y portaron a hombros la imagen de la Concepción entre luces, estandartes, banderas y un grupo de niñas angelicales vestidas de blanco.

   Las fachadas de las casas estaban adornadas con altarcillos de finas telas, efigies, cuadros e inscripciones alusivas al Misterio de la Concepción. En los barrios y calles levantaron arcos de follaje adornados por flores y faroles, arcos voltaicos de luces en el templo, Ayuntamiento y en el dosel de la Virgen. Posteriormente, en el año 1910 hubo aurora cantada, rosario por las calles, misa del alba, misa mayor solemnísima con cantos y acompañamiento de órgano, violines y bombardino[29].

   Origen de la fiesta.

   Tres factores fueron decisivos a la hora de que esta festividad arraigase en la mayor parte de los pueblos de la península Ibérica: las victorias conseguidas por los soldados frente a los enemigos atribuidas a la intercesión y ayuda de la Purísima Concepción, la predicación devocional realizada por los frailes franciscanos y la campaña de marketing y propaganda promovida por la iglesia y la monarquía.

   El primer factor fue en recuerdo y celebración de una victoria militar histórica protagonizada por los tercios españoles que vencieron al enemigo en la batalla de Empel (guerra de Flandes, año 1585), encomendándose a la Inmaculada Concepción. Cuando estaban cercados y casi derrotados por los holandeses, un soldado español, al excavar una trinchera, encontró un canuto conteniendo en el interior un óleo con la imagen de la Purísima. Este hallazgo levantó la moral de la tropa. Momento que aprovecharon los tercios para atacar y derrotar al enemigo.

   Está considerada como patrona y protectora de España desde el año 1644 en el que su fiesta fue declarada de guardar. El papa Clemente XI en el año 1708 la declaró fiesta de guardar para toda la Iglesia. Posteriormente fue nombrada patrona del Arma de infantería.

   La villa de Oyón (A) guarda un importante

 testimonio de la relación entre la devoción a la

 Virgen de la Concepción y al ejército.  En la Plaza

 de la Concepción de Oyón se halla la casa de los

 Morentín y Fernándeces como reza su escudo de

 armas del año 1688 con la leyenda “Bencer y

 nunca Bencido”.

   Una lápida de piedra rectangular existente debajo

 de una hornacina antigua, que llegó a tener la

 imagen de la Virgen de la Concepción, posee la

 siguiente inscripción:

“Vuestro exercito leal acosta de sangre y vida

 mostrara en guerra campal que sois Virgen

 concebida sin peccado original. Año de 1653”.

   Esta piedra grabada es una clara muestra popular de devoción inmaculista. Con el paso del tiempo las soldadescas de mozos reemplazaron a los soldados en los pueblos y se hicieron cargo de los fuegos de la Concepción.

   El segundo factor determinante de que fuese más popular y conocida por las gentes se debió a la predicación de la orden de los franciscanos. Estos irradiaban la devoción a la Virgen de la Inmaculada concepción por todos los lugares en donde tenían conventos.

   El tercer factor fue la campaña de marketing y propaganda realizada conjuntamente en el siglo XVII por la iglesia católica y la monarquía española a través de manifestaciones artísticas y costumbristas como las fiestas, procesiones, rezo de novenas, prendimiento de luminarias, confección de pinturas de lienzos y talla escultórica de imágenes representando a la Virgen de la Concepción con el fin de que el pueblo llano acogiese y se identificara con María Inmaculada.

   Historia.

   En el obispado de Calahorra y La Calzada, al cual pertenecieron la mayor parte de las iglesias del País Vasco y La Rioja, a finales del siglo XIV ya celebraba esta festividad como se desprende del Breviario calagurritano del año 1400. En Calahorra en el año 1652 se hacen luminarias, fuegos, corridas de toros, danza y cívica, quema de pólvora, repique de campanas, etc., por la fiesta de la Inmaculada[30].

   En el País Vasco las Juntas celebradas en Hondarribia en 1620 hicieron voto en defensa de la Pura e Inmaculada Concepción de María Santísima. Celebración con salve, Misa Mayor solemne, concurrencia de músicos y cantores de San Sebastián y Tolosa, procesión, fogatas de noche, iluminación, fuegos artificiales, corrida de novillos, tiros de mosquetería, artillería, etc…

   Las Juntas Generales de Zumárraga en 1658 renovaron el voto con juramento, acordando que los predicadores en sus sermones alaben la pura y limpia Concepción de María. Las Juntas de Mutriku en 1659 y las de Mondragón en 1660 renovaron y ratificaron este voto. Vizcaya hizo algo parecido a Guipúzcoa[31].

   Olite prometió y juró voto en 1624. Tudela hizo voto de guardar la fiesta de la Purísima en el año 1711. Cintruénigo lo hizo antes, una de las primeras poblaciones.

   Las Juntas Generales de la Provincia de Álava en el año 1619 acuerdan un juramento en defensa de la pureza original de María Santísima.

   Si exceptuamos los actos religiosos, como las solemnes procesiones, novenas y auroras, la fiesta careció de contenido folklórico popular. Entre las raras excepciones están las costumbres de encender hogueras en algunas localidades y quemar odres y pellejos viejos durante la noche del 7 de diciembre.

   Estos festejos de quema de hogueras, marchos, luminarias, charmas, jachas, mañas, antorchas, disparos de salvas y aclamación de vítores por jinetes enmascarados con preciosas sábanas blancas decoradas, procesiones con estandartes de la Inmaculada Concepción, etc., celebrados la víspera de la festividad del día 8 de diciembre son muy populares en diferentes localidades de las comunidades autonómicas del Estado, como la Encamisá de Torrejoncillo y la noche de los Escobazos de Jarandilla de la Vera (localidades cacereñas), la Virgen de los Pegotes en Nava del Rey (Valladolid), las doce hogueras de Horche (Guadalajara), las Jachas de Alosno (Huelva), la quema de marchos de Fuenmayor (La Rioja), etc…

   Argumentos motivadores de las hogueras, marchos y mañas.                                                                                                                   

   Existen muchas interpretaciones a este respecto:

   Motivo religioso. Señal de regocijo, alegría y júbilo por algún santo, en este caso por la Virgen con la advocación de la Inmaculada Concepción. Honor y gratitud a los santos por los favores concedidos. Conmemoración de las festividades de santos y de acontecimientos notables. Reconocimiento a la Virgen de la Inmaculada.

   Motivo militar. Triunfo en las batallas y guerras. Celebraciones y reconocimientos de príncipes, reyes y de victorias en las guerras. Hogueras de soldados y soldadescas.  Treta de las poblaciones contra los franceses para evitar el saqueo de sus pueblos al verlos arder de lejos. Para que creyesen que ya habían sido saqueados.

   Motivo pagano. Culto al fuego. Ritual de purificación del aire. Liberación de enfermedades, de malos espíritus, para ahuyentar las brujas, etc… El fuego como elemento de la destrucción del mal y medio purificador.

   Motivo astronómico. Hoguera como réplica del Sol en el solsticio de invierno. Para dar las gracias por las cosechas terminadas.  Quema de lo viejo y del año para renacer a lo nuevo y al año entrante.

   Motivo lúdico y socializador. El fuego como elemento socializador para juntar y reunir a los vecinos. Fomento de la comunicación intergeneracional. Alumbrar y dar luz en la oscuridad de la noche y calor en invierno. Las chicas que saltasen la hoguera se casarían durante el año entrante.

   Motivo para combatir plagas y enfermedades.  Origen medieval para combatir las plagas y epidemias pestilenciales. Fuego destructor de cadáveres y expurgación de pecados. Rito de purificación de animales para evitar las enfermedades según ordenanzas antiguas de Fuenmayor.

   Motivo judío. Fiesta de origen judío en la que se queman hogueras.

   Interpretación.

   Resulta difícil de precisar si el origen de estos ritos del fuego, como son la quema de hogueras, marchos y mañas, provienen de tiempos de la civilización greco-romana o de una cultura indígena anterior. Vesta era la diosa pagana del fuego que arde en el hogar y que no se unió a ningún dios para conservar la virginidad. Las vestales eran las doncellas sacerdotisas que daban culto a Vesta, al fuego del hogar doméstico. El paralelismo con la Purísima Concepción es evidente. Culto al fuego y a la virginidad en ambos casos, aunque en el tiempo de celebración difieran. Las fiestas vestalias tenían lugar el 7 de junio y los fuegos de la Concepción el 7 de diciembre. En los pueblos de Rioja Alavesa ha sido tradición el encender una hoguera a las puertas de cada casa la víspera de la Inmaculada Concepción[32].

   Origen pagano cristianizado, perviviendo los rituales y creencias. El fuego estuvo considerado como un elemento sagrado, de mediación entre los dioses y los hombres. El fuego es un trocito de Sol en la Tierra. Las hogueras poseían carácter sagrado. Representaban la pureza de la Virgen y, por tanto, los que las saltaban eran purificados. 

   La quema de marchos, hogueras, mañas, luminarias, pólvora, disparo de cohetes o salvas, etc., son actos festivos que nos han llegado del siglo XVII en honor de la devoción que tuvieron nuestros antepasados a la Virgen de la Inmaculada Concepción. Festejos creados para darle gracias y reconocerle los favores concedidos a los pueblos, particularmente las victorias conseguidas en los conflictos bélicos. Los fieles los hacían en señal de júbilo y regocijo. Además servían para calentar y alumbrar esta noche fría y oscura del invierno.

   Estas prácticas festivas nada tienen que ver con el culto al Sol en el solsticio de invierno, ni con la quema de lo malo como acto de purificación, ni con sortilegios para expulsar brujas ni espíritus malignos de las poblaciones, ni con otras recónditas teorías que tratan de explicarlo todo. Sencillamente, estas fiestas fueron creadas como parte del marketing visual en el proceso de fabricación de la devoción de la Inmaculada Concepción para todo el País en el siglo XVII, convirtiéndose en la principal devoción en España. El significado es de acción de gracias, aclamación,  demostración de alegría exterior, júbilo y regocijo según se desprende de la documentación de acuerdos y actas municipales de los siglos pasados.

   Además, del sentido religioso de culto y reconocimiento a la Virgen de la Inmaculada, en la actualidad, ha derivado hacia el carácter lúdico. Las hogueras son puntos de reunión entre los vecinos para comer, beber, hablar, cantar, bailar y saltar. Hoy predomina el sentido festivo. Las hogueras dan calor y luz en la oscuridad de la noche. Son elementos que atraen a la gente. Fomentan la comunicación intergeneracional. Son un elemento socializador para los vecinos. El Sol y el fuego socializan a la gente.

 

   Razones complementarias tratan de explicar esta tradición como la quema de lo viejo y lo malo, de destruir y de purificar el mal. Por tanto, tiene un carácter secundario purificador, de lucha y destrucción de lo viejo, de lo inservible, del mal. La propia advocación de la Virgen, la Inmaculada sin pecado original, así nos lo hace saber y reafirma.  

   El significado de la palabra “marcha-o” es sinónimo de hoguera en la Rioja y la Montaña. La marcha de la hoguera era el recorrido o trayecto que andaban las soldadescas, milicias, chavales y vecinos por todas las calles y plazas en donde había hogueras encendidas. Solían recorrer doce hogueras durante la marcha, identificándose éstas al final con el nombre de “marcha-os”. Los marchos eran los fuegos que se iban encontrando al hacer la ronda y las marchas las hogueras.

      El Diccionario de la Real Academia de la Lengua define al vocablo marcha de esta manera: “Se llama en la Rioja la hoguera de leña, que se hace en las puertas de las casas, en señal de regocijo” (Diccionario de Autoridades, años 1726-1739).

   La procedencia de la palabra marctus (broza de hortaliza) hay que descartarla como origen del vocablo marcho, ya que el material de combustión empleado para hacer arder las hogueras es muy distinto en cada lugar. En esta época de diciembre ya no se quemaba broza de hortaliza, sino que era más frecuente el quemar leña fina como sarmientos, oliveñas, hornija, boj, maderas, cartón, matas, etc., como queda anotado en los libros municipales de los pueblos.

   Sobre el significado dado a estas hogueras por algunos estudiosos, calificándolas como fuego purificador de personas y de animales, que sanaban de enfermedades o de la influencia de los malos espíritus y embrujos al pasar por encima de la lumbre, así como de la creencia de que las chicas que las saltaran se casarían al siguiente año, hay que señalar que son teorías erróneas y están fuera de la realidad. Las hogueras, marchos, luminarias, encamisadas, mojigangas, etc., simplemente se hacían como signo de alegría, regocijo y júbilo ante el santo-a o patrón-a que honraban ese día y al que dedicaban la fiesta en señal de agradecimiento.

   Antiguamente esta fiesta, según los documentos de protocolos notariales y de los libros de cuentas de los Ayuntamientos, era una fiesta militar de acción de gracias realizada en honor de la Inmaculada. Era la forma que tenían los soldados para agradecer a la Virgen las victorias militares logradas frente a los enemigos. La Virgen de la Inmaculada era patrona de los tercios de infantería. Con el paso del tiempo la fiesta se infantilizó. Los mozos y niños tomaron el protagonismo haciendo de soldados y divirtiéndose prendiendo los marchos u hogueras. En los textos esta costumbre infantil de hacer el papel de militares aparece con el nombre de soldadesca.

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 Ayuntamiento de Labastida. l985.


   ZUBIAUR CARREÑO, Francisco Javier y


 ZUBIAUR CARREÑO, José Ángel. Etnografía


 de San Martín de Unx. 2007.


Informantes.

Elvillar de Álava: Tomás Miguel Fernández Villa (1907), Casimira Pérez        García (1909) y Engracia López-Gil Ocio (1924).


Kripan: Carmelo Marañón Calleja (1915) y Jacinto Marañón Infante (1927).


Labastida: Bautista Pérez Ciriza (1920). Hilario Quintana Peso (1925).


Lagrán:     Isidro Sáenz de Urturi Roriguez (1934).

Lanciego: Rodrigo Martínez de San Vicente Isasi (1915) y Tomás Blanco Crespo (1919).

Oyón-Oion: Manuel González Pastor (1946).

Viñaspre: Julián Mauleón López (1924) y Francisco Mauleón López (1916).



[1] Intacta María. Política y religiosidad en la España barroca. Exposición en el Museo de Bellas Artes de Valencia, 30-11-2017 a 8-04-2018. Generalitat  Valenciana.

[2] Chasco Oyón, José Ángel. Testimonios recogidos a los vecinos de Elvillar: Tomás Miguel Fernández Villa de 87 años (1907), Casimira Pérez García de 85 años (1909) y Engracia López Gil Ocio de 70 años (1924) en el año 1994.

[3] Chasco Oyón, José Ángel. La Ronda de Labastida. Auñamendi Eusko Entziklopedia. aunamendi.eusko-ikaskuntza.eus

[4] López de Guereñu, Gerardo. El Calendario Alavés. P. 357. 1970.

[5] Pérez García, Jesús María. “La M. N. Y M.

 L. Villa de Labasti­da”. La Ronda, pp. 281-184.

 Ed. Ayuntamiento de Labastida. l985.


[6] Chasco Oyón, José Ángel. Testimonios recogidos en Labastida a Bautista Pérez Ciriza (1920) y a Hilario Quintana Pesos (1925) en el año 1993. Asistencia presencial a la fiesta de la Ronda los años 1993 y 2015.


[7] Chasco Oyón, José Ángel. Testimonios recogidos en Lanciego a Rodrigo Martínez de San Vicente Isasi (1915) y Tomás Blanco Crespo (1919) en el año 1996.


[8] Chasco Oyón, José Ángel. Asistencia presencial a las mañas de Leza en el año 2017.


[9] Chasco Oyón, José Ángel. Asistencia presencial a las mañas de Navaridas en el año 2017.

[10] Chasco Oyón, José Ángel. Asistencia presencial a las mañas de Samaniego en los años 1994 y 2016.

[11] Fernández Ibáñez, Jesús. Elciego 1583-1983. Cuarto centenario de la constitución como villa. Apuntes de la Historia de un pueblo. 1983. Diputación Foral de Álava.

[12] Pérez Trincado, Fray Félix. Así es Elciego, Álava. 1986.

[13] Chasco Oyón, José Ángel. Testimonios recogidos a Carmelo Marañón Calleja (1915) y Jacinto Marañón Infante (1927) en el año 1995.

[14]  Martínez Ballesteros, Miguel. El Libro de Laguardia. 1874. Pp. 343-344. Burgos 1887. Diputación Foral de Álava, 1982

[15] Enciclopedia General Ilustrada del País Vasco. Auñamendi. Vol XXVI. Pp. 397-398. 1989.

[16] Expediente del pleito litigado entre la aldea de Moreda y la villa de Laguardia para conseguir la exención, independencia y nombramiento de Villa. Archivo General de Simancas. Cámara de Castilla. Procesos y expedientes: 1958.

[17] Libro de cuentas del cabildo eclesiástico de la iglesia parroquial de Santa María de Moreda 1740-1868. Archivo parroquial de Santa María de Moreda.

[18] González Pastor, Manuel. Fiestas patronales de Oyón-Oion, el Cachi y otras tradiciones. 2010.

[19] Chasco Oyón, José Ángel. Testimonios recogidos en Viñaspre a Francisco Mauleón López (1916) y a Julián Mauleón  López (1924) en el año 1995.

[20] Viana, Salustiano. Apuntes de la vida de Lagrán. Ohitura nº 2. P.20.

[21] Larraondo Navascués, Mari Paz. Estudio Etnográfico de Cintruénigo. 1990. hedatuz.euskomedia.org

[22] Diario de Navarra. P.R. Cintruénigo y Fitero celebran la Inmaculada. 9-12-2008. La procesión de la Inmaculada recorre las calles de Fitero 10-12-2016.

[23] Ayuntamiento de Mañeru. www.mañeru.es

[24] Jusué Simonena, Carmen y Corcín Ortigosa, Francisco Javier. Encuesta Etnográfica de Olite (Navarra). Datos Geográficos. Culturización. 1990.

[25] Macua Azcona, José Ramón. Calendario folclórico-festivo de Allo (Navarra).

[26] Mariezkurrena Iturmendi, David. Mirafuentes. Estudio Etnográfico. P. 238. Colección Lamiñarra. 2004.

[27] Jimeno Jurío, José Mª. Etnografía histórica al airico de la tierra. Pp. 153 y 371. 2010

[28] Iribarren, J. M. El folklore del día de San Juan”. Príncipe de Viana. Nº 7. Pamplona. 1942

[29] Zubiaur Carreño, Francisco Javier y Zubiaur Carreño, José Ángel. Etnografía de San Martín de Unx. P. 465. Fiestas de invierno. La fiesta de la Inmaculada. 2007.

[30] Labarga García, Fermín. Votos y cofradías inmaculistas en La Rioja. Instituto de Historia de la Iglesia. Universidad de Navarra. 2005.

[31] Arozamena Ayala, Ainoa. Purísima e Inmaculada Concepción. Auñamendi Eusko Entziklopedia. aunamendi.eusko-ikaskuntza.eus

[32] Chasco Oyón, José Ángel. El fuego un trocito de Sol en la Tierra. Fuegos de la Concepción en Rioja Alavesa. Blog. Riojaalavesa. 08-12-2019. 



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